Una tarde un joven le escribió por redes sociales. Era un llamado de auxilio, el agobio que le había producido el rechazo de su familia lo había llevado al borde de un abismo del que solo ella podía sacarlo

Cuando se vieron él estaba empapado, esa tarde llovía. Ella le compró una chaqueta, le dió comida y hablaron. Eso fue suficiente para que él decidiera no tomar el camino del suicidio, ella, la voz maternal, lo escuchó y le recordó que amar a una persona del mismo sexo jamás será un delito. Ella salvó su vida, a eso se dedica.

De los hechos que llevaron a esta mujer de ser una publicista a salvar vidas como una tarea de su día a día se conoció en la primeras planas de los diarios. Ella y una foto de su hijo, Sergio, los protagonistas. A sus 16 años él decidió quitarse la vida, el acoso de las directivas de su colegio por ser gay lo llevaron a un callejón sin salida. Es por eso que Alba narra su vida como un antes y un después de Sergio.

Ella pasó de perder un hijo a ser la madre de muchos otros

La muerte de su hijo, las cámaras, las opiniones de todos, un proceso penal contra quienes llevaron a Sergio al suicidio. Todo en el momento de mayor vulnerabilidad de su vida. Ella, la valentía, la fuerza y el dolor como bandera, todo lo usó para darle un giro a sus sueños, para que fuera un escudo frente a quienes quisieron enlodar su nombre y el de su hijo.

Entonces ella pasó de perder un hijo a ser la madre de muchos otros. Podría decirse que Sergio volvió a nacer, esta vez en su mamá y una fundación con su mismo nombre y que a través de la voz pausada, dulce y en calma de Alba les devuelve las esperanzas de vivir a muchas personas.

Pareciera que ella todo lo puede, siempre en calma, siempre sonriente, siempre maternal. Aunque aún le duele recordar a su hijo, Alba se ha convertido en sinónimo de valentía para dar amor, pero también para enseñar que la falta de respeto ante la diferencia no puede seguir arrebatando las vidas de muchos jóvenes.

Su sueño:una enorme casa de acogida para los niños/as y adolescentes

Ella dice que la tarea continúa, que el suicidio, lamentablemente sigue tocando a la puerta de muchos jóvenes, por eso dice que podría incluso dibujar su sueño: una enorme casa de acogida para los niños, niñas y adolescentes, un lugar impulsado por los mismos jóvenes. “Y que en algún momento, cuando el universo me reúna con Sergio, yo pueda abrazarlo y mostrarle lo que él dejó a este mundo”.